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LAS MEJORES LECCIONES DE VIDA QUE NOS DAN LOS PERROS


Ellos son sabios por naturaleza. Quien tiene la fortuna de compartir la vida con un perro, sabe que cada día, ellos nos enseñan a ser mejores personas. Sólo observa a tu mascota y aprende lo sencillo que es disfrutar el presente si somos agradecidos y dejamos de preocuparnos tanto por el futuro. Estas son LAS MEJORES LECCIONES DE VIDA QUE NOS DAN LOS PERROS, según los expertos de LuckyDog.


El mayor rasgo que tenemos en común los perros y los humanos, son las ganas de divertirnos; la diferencia es que ellos lo hacen de manera muy natural, a nosotros nos cuesta más trabajo relajarnos y tomar la vida con calma.

La ciencia ha demostrado que tener un perro en tu vida te ayuda a superar situaciones difíciles y ser menos proclive a deprimirte.

Los perros necesitan tan poco para ser felices; les basta con una caricia, un lugar cómodo para dormir, una buena alimentación, un juguete para morder y ¡tu cariño! Ellos parecen disfrutar de cada segundo que les regala la vida y, aunque también llegan a sufrir y ponerse tristes, tienen una capacidad de resiliencia muy superior a la nuestra. Algunos los consideran una especie de “gurús espirituales” y en muchas culturas, son venerados como los guías que nos llevarán por el camino de la iluminación o hacia la eternidad.

¿Has oído que quien tiene un amigo, tiene un tesoro? En LuckyDog decimos que, quien tiene al mejor amigo del hombre a su lado, ¡es un LuckyHuman!

Estas son las mejores lecciones de vida que nos dan los perros.


Gratitud.

No hay ser más agradecido y humilde en este mundo, que un perro; bueno, sí, un perro rescatado. Es tan notorio su comportamiento cuando dicen “gracias”. Por cualquier cosa, por un mimo, por su comida, cuando los ayudamos si se sienten en peligro, al salir de paseo…ellos expresan su agradecimiento de todas las formas posibles. Los humanos olvidamos eso con frecuencia. Nos quejamos de lo que nos falta, sin apreciar lo que sí tenemos. Cada vez que tu perro se emocione al verte llegar, piensa en esto ¡y agradece contar con ese peludito que te ama tanto!


Lealtad.

Esto es algo de lo que carecemos mucho los seres humanos. Lealtad, amor incondicional, honestidad, son palabras que ellos nunca aprendieron, pero cuyo significado está en su ADN. Aprendamos de su infinita capacidad de dar amor, de perdonar nuestros errores, de no fallarte pase lo que pase, de permanecer a tu lado aun en las circunstancias más difíciles. Observemos y aprendamos. Tal vez ahí esté el secreto de la felicidad.


Vivir el presente.

Un perro no se preocupa por lo que ha pasado ni por lo que está por venir. No pierde el sueño pensado en su futuro o en lo que perdió. No se distrae con pensamientos que no son su realidad. Si el lomito está en el pasto tomando el sol, ¡está ahí!, no con la mente revisando la lista de pendientes.

Los seres humanos somos más complicados. Nos pasamos la vida distraídos con trivialidades o problemas que no podemos solucionar. Es verdad que a un perro le es fácil, ya que carece del raciocinio para hacerse preguntas filosóficas. Pero observar cómo gozan cada momento, debería servirnos de inspiración para enfocarnos siempre en aprovechar cada instante. Los perros son nuestros maestros de la atención plena.


Amor incondicional

Tu perro siempre te va a querer, hagas lo que hagas, seas quien seas. Ellos son el ejemplo perfecto de lo que es amar sin esperar nada a cambio. Quien ama, no desde el ego, sino con amor en su estado más puro, desea por encima de todo, la felicidad del otro…aunque no te incluya. Esa debería se la mayor aspiración del ser humano: amar a todos los seres del planeta y hacer que ese amor, trascienda. Sin duda podemos aprenderlo de los perros.


Mantener la calma

Los perros bien educados aprenden a esperar pacientemente todo: a sus humanos, la comida, el paseo, sin armar dramas ni alborotos. Ellos saben que lo que desean llegará y lo aguardan con alegría, pero sin volverse locos. Si tu perro no hace eso, creo que debes considerar un entrenador profesional.


Espíritu aventurero.

¿Cuántos fines de semana te has quedado en casa, tumbado en el sofá, viendo tele? ¿O cuántos lugares has dejado de conocer por estar “muy ocupado” en ir al súper y la lavandería? La pereza es el peor enemigo de la diversión. Si no, pregúntale a tu perro. Nuestros alegres perrhijos están siempre felices de acompañarnos a una caminata por el bosque, a la playa, a conocer un nuevo restaurante o a recorrer una linda avenida montados en la canastilla de la bicicleta. Si pudiera hablar, te diría “¿Qué hacemos aquí? ¡La vida está allá afuera!” Un perro nunca pierde la capacidad de juego y de diversión. Sé un niño de nuevo y ¡sal a jugar con tu mejor amigo!


Hacer amigos.

Qué trabajo nos cuestan las relaciones interpersonales. En cambio, suelta a tu perro en el parque y verás cómo a lo pocos minutos, ya está jugando con otros canes. El secreto para ser sociable es ¡no juzgar! Estos animales se guían por el olfato y por su instinto, saben defenderse del peligro, pero no tienen empacho alguno en compartir la pelota con otro perrito desconocido. Igual saludan a abuelitos, niños y mascotas que se encuentran en le camino. Así como ellos mueven la cola a la menor provocación, tú sonríe sin razón alguna. Saluda a tus vecinos, a los extraños, a tus nuevos compañeros de escuela o de trabajo. SI algo hace tan fáciles y maravillosas las relaciones con los perros, es que no tienen prejuicios.

Convivir con un perro es lo mejor que nos puede pasar. Aprender de su comportamiento es una experiencia que nos transforma en mejores seres humanos y nos hace más felices. Es tan fácil dejar de preocuparnos por lo que no es importante y disfrutar cada momento. Sólo abre la ventanilla del auto y deja que te dé el aire en la cara, ¡verás cómo tu día mejora!






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